El esguince de tobillo es una de las lesiones más comunes en la práctica deportiva. No es una lesión de gravedad, pero si se maneja de manera incorrecta puede acarrear problemas a medio y largo plazo.
Pero… ¿qué es un esguince de tobillo?: un esguince es una lesión que se produce tras un estiramiento excesivo de un ligamento (o varios) de una articulación. Los ligamentos son las estructuras encargadas de sostener las articulaciones y, además, cumplen una función muy importante como receptores de información sensorial. Lo más habitual es que se produzca tras un mal gesto o ungesto forzado, pero también puede producirse como consecuencia de un traumatismo, lo cual ya de por si implica habitualmente más gravedad.
Después de un sobreestiramiento de estas estructuras podemos encontrarnos con casos diferentes:
- Distensión: estiramiento excesivo que no afecta a la estructura del ligamento. En un principio es la lesión menos grave y a parte de dolor no tiene porque repercutir en el funcionamiento de los ligamentos.
- Esguince: estiramiento excesivo que si afecta a la estructura del ligamento, pudiendo variar su longitud, su función e incluso producir pequeñas roturas del mismo. Suele ser la lesión más frecuente de las que estamos hablando, puede no tener gravedad alguna o puede llegar a complicarse si no se maneja de la manera adecuada.
- Rotura ligamentosa: como su propio nombre indica, la rotura se produce cuando la fuerza del estiramiento es superior a la resistencia del ligamento, por lo que este termina por romperse. Es la más grave de todas y, salvo en excepciones, requiere de cirugía para restaurar la forma del ligamento afectado, aunque si éste aún estando roto no desemboca en inestabilidad de la articulación y/o dolor puede no operarse.
Ahora que ya sabemos ante que nos enfrentamos vamos a ver qué hacer ante un esguince de tobillo:
- En el momento de la lesión es importante inmovilizar de forma adecuada la articulación implicada, ya que siempre existe la posibilidad de una fractura.
- Acudir al centro de salud para descartar lo más rápido posible la fractura con una radiografía.
- Si no hay fractura no es necesario volver a inmovilizar la articulación y es muy importante retomar la actividad lo antes posible. Si nuestra articulación nos lo permite iremos caminando sin ayuda externa, pero si tenemos dolor o dificultad al apoyar es preferible comenzar con una o dos muletas para ayudarnos al apoyo del pie y disminuir la carga.
Se debe evitar el reposo absoluto, nos interesa que el sistema ligamentoso y muscular retomen su actividad rápidamente. Por tanto, haremos reposo relativo, es decir, vamos a hacer la máxima actividad posible que nos permitan tanto el dolor como la movilidad trashabernos lesionado. De hecho podremos seguir entrenando sin problema las extremidades superiores y el tronco y la extremidad no afectada, con lo que conseguiremos sumar los beneficios del ejercicio a nuestra recuperación. Retomaremos la actividad deportiva respetando el dolor y la limitación de la movilidad, sin forzar, evitando aquellos ejercicios y posiciones que provoquen excesiva molestia o dolor. - No tomar antiinflamatorios, pero si fuera necesario si tomar analgésicos (consulta en tu centro de salud o farmacia). La inflamación es el mecanismo por el que nuestro cuerpo lleva a cabo la recuperación de los tejidos y su cicatrización. Si paramos este proceso puede interferir a medio plazo en la recuperación de la lesión y no completarla de manera satisfactoria.
- Es normal tener molestias o dolor en ciertos movimientos unos días o semanas después dehaberse producido la lesión. Al fin y al cabo un esguince es como una herida interna, que también tiene su proceso de curación y eso debemos respetarlo y tenerlo en cuenta.
- Si el dolor o la incapacidad funcional persiste en el tiempo y no notas ninguna mejoría con el paso de los días acude a un fisioterapeuta para que pueda ayudarte.
Si tienes cualquier duda, ¡consúltanos!
Te esperamos en Dimamic Fisio en Burlada (Pamplona) en Calle Mayor, 17.
